“Obsérvalos sin juzgarlos y mira hacia dónde te llevan. Puedes elegir las acciones, pero no las consecuencias”
El otro día mientras caminaba por unas escaleras, había una niña de unos seis años llorando en modo pataleta junto a su abuela. Esta le pregunto: ¿Qué es lo que te pasa? ¿Quieres que te quite el zapato? ¿Te incomoda?; a lo que la niña respondió entre lágrimas y sollozos, no quiero. ¿Entonces te lo dejo y caminas así? Y dice la pequeña, tampoco. Entonces la abuela visiblemente impaciente le dice: pero ¿Qué es lo que quieres? Y ella respondió con un grito: no lo sé. No había visto tanta honestidad junta en una conversación. Así son los niños, claros, concretos. Te dicen lo que está pasando. No saben que hacer, necesitan guía.
A esta parte se le llama en desarrollo humano, darse cuenta de ¿Dónde estás? en el presente. En otras palabras, se refiere a tomar conciencia de cuál es mi punto actual para luego hacer una elección. Algunos lo niegan, por más evidencias que la realidad les presente y otros lo aceptan. Este paso es clave si queremos hacer un cambio en los hábitos. Obsérvate y date cuenta dónde estás, como te afecta lo que estás viviendo. Eres libre de caminar hacia una nueva ruta, si así lo eliges. Nadie te obliga.
Cuando la niña se dio cuenta que no sabía que hacer, lo que si quedó en evidencia es que necesitaba pedir ayuda. Si tú has advertido que hay áreas de tu vida dónde necesitas hacer cambios, porque los resultados que observas te lo dicen a gritos, es importante saber qué es lo que necesitas: ¿es más información? ¿es motivación? o ¿es que no sabes usar las herramientas que tienes?
Los hábitos son una mezcla de tres cosas: saber lo que se va a hacer (información en la mente), estar motivado para hacerlo (que se refiere al querer o la intención que está detrás) y finalmente, usar las herramientas disponibles y hacerlo (que se refiere a la voluntad). Podríamos decir que se parece al espacio de intersección en la teoría de conjuntos, estando en la mitad como la sumatoria del saber, el querer y el poder. Para llevar un nuevo hábito a la práctica se requiere no solo lo descrito anteriormente, sino también una alta dosis de amor, paciencia y persistencia. Allí es dónde decimos que solo aquel que realmente quiere algo, lo logra. Y yo agregaría, si es para el bien mayor y está en el orden a un propósito Superior. Dado que puede que todo sea permitido, pero no todo conviene.
Por ejemplo, si estás atravesando una crisis en las relaciones con tu equipo de trabajo; y no sabes establecer conversaciones que sean retadoras para aumentar el nivel de rendimiento y la responsabilidad en las personas a tu cargo, allí vas a necesitar más información (saber) para desarrollar una comunicación armónica. Además; vas a tener que practicarlo (voluntad), una y otra vez, aun a costa de tus propios miedos.
Si pudiera dejarte una idea de lo que puedes hacer, cuando nadie te ve, para lograr una mejora en tus hábitos, es algo simple: observa, acepta lo que ves y elige buscar lo que necesitas. Si lo que has perdido son las ganas y ya no lo quieres hacer, ya es un buen punto de partida para cuestionarte. Si lo que hace falta es información, puedes aprender. Y si lo que falta es fortalecer tu voluntad, se necesita mucho de lo anterior y una firme determinación. En este último caso, la práctica hace al maestro, no hay atajos. Estás a un paso de cambiar, cuando llegas a tu límite, reconoces que hay algo por hacer y tomas acción.
Escrito por: Verónica Mutis E.
“Todos los seres humanos tienen lo necesario para ser felices, pero no todos saben ser felices con lo que tienen”
¿Alguna vez has estado en el mar caminando por la orilla de la playa sintiendo como tus pies se hunden en la arena y el agua te toca suavemente? Si no has tenido esta experiencia en particular, quizás no has caminado por el mar pero si entre bosques, montañas, desiertos o lagos. Lo cierto es que todos hemos estado rodeados de ambientes muy diversos a lo largo de nuestra vida. Algunos logran ser felices sin importar el ambiente que los rodea, otros no. ¿De qué depende eso? De nuestro ambiente interior. A lo largo de la historia, los ambientes más hermosos han servido de escenario para dar lugar a eventos muy retadores para aquellos que tuvieron que estar presentes. Estas personas terminan por asociar el lugar a recuerdos tristes o dolorosos de su vida y deciden internamente salir del paraíso en el que crecieron, como un mecanismo de huida ante los recuerdos dolorosos que guarda su memoria. ¿Es el lugar o son los recuerdos? ¿Tú que crees? Podemos estar rodeados de un cielo alrededor de nosotros y aun así ver un infierno, o podemos vivir en condiciones precarias y vivir en un estado de gozo y felicidad.
En la india vive uno de los hombres más felices del mundo en medio de condiciones de pobreza extrema y un trabajo con alta exigencia física. La razón por la que él vive en un “cielo” es porque puede apreciar todo lo que tiene a su alrededor. Da gran valor al amor de su familia, a las manifestaciones de cariño de sus hijos al regresar a casa después de un duro día de trabajo. Muchas veces no logramos valorar el presente porque nuestra mente nos mantiene anclados a viejos patrones que no nos dejan disfrutar lo que vivimos. El pasado puede llegar a tener poder sobre nosotros si permitimos que las viejas experiencias tiñan nuestra realidad. La mente puede sacarnos del gozo y la felicidad solo con arrastrarnos en el mar de pensamientos que pueden hacernos sentir desdichados y angustiados.
El valor del silencio
Una gran sinfonía puede ser armónica a nuestros oídos, no solo por el valor de las notas que la componen, sino también por los silencios que las separan. Se hace necesario el sonido para valorar el silencio. La noche para dar valor al amanecer. Así que si todo tiene un sentido en el contraste que me produce la experiencia de los opuestos, ¿por qué no dar valor también a los momentos de retos que traen fuertes tormentas y turbulencias a la vida? Así podemos entender el valor de la paz y la tranquilidad. Las mismas leyes del universo nos muestran el constante cambio que éste vive. Jamás se detiene. Hoy día las estaciones espaciales nos muestran con mucho grado de detalle todo lo que ocurre en el planeta tierra. Hay más información disponible con respecto a otros momentos de la historia de la humanidad. Es evidente la constante transformación de la naturaleza y la evolución de todas las especies. Somos parte de este planeta y de este universo. ¿Qué te hace pensar que no estás bajo las mismas leyes? Analiza la historia y te darás cuenta que las crisis han traído detrás la semilla de un gran avance evolutivo, la evidencia de un cambio de trayectoria. Así que si la crisis ha tocado a tu puerta en diferentes etapas de tu vida, dale la bienvenida. Es la hermosa manera en que la realidad nos invita a seguir evolucionando, sacando nuevas versiones de nosotros mismos.
Así como en el mar la tormenta se percibe en la superficie y en el fondo todo sigue en calma, así mismo la vida nos invita a adentrarnos en las profundidades de nuestro silencio interior en medio de las difíciles circunstancias que podemos ver en el exterior. El silencio interno puede revelarnos nuevos aprendizajes que nos llevarán a ver la vida de una manera diferente. Basta con que leamos con atención cada día. Uno a la vez, como quien tiene un libro entre manos y sabe que no existe la opción de volver la página atrás. ¿Con cuanta atención leerías cada página? Así es la vida, nos invite a estar plenamente presentes, tomando decisiones con más consciencia y escribiendo nuevas memorias desde el amor.
Escrito por: Verónica Mutis E.